• Hebreos 12:5

    ¿Y ya han olvidado la exhortación que se les dirige como a hijos? Hijo mío, no tengas en poco la disciplina del Señor ni desmayes cuando seas reprendido por él.

  • Hebreos 12:6

    Porque el Señor disciplina al que ama y castiga a todo el que recibe como hijo.

  • Hebreos 12:7

    Permanezcan bajo la disciplina; Dios los está tratando como a hijos. Porque, ¿qué hijo es aquel a quien su padre no disciplina?

  • Hebreos 12:8

    Pero si están sin la disciplina de la cual todos han sido participantes, entonces son ilegítimos, y no hijos.

  • Hebreos 12:9

    Además, teníamos a nuestros padres carnales que nos disciplinaban y los respetábamos. ¿No obedeceremos con mayor razón al Padre de los espíritus, y viviremos?

  • Hebreos 12:10

    Ellos nos disciplinaban por pocos días como a ellos les parecía, mientras que él nos disciplina para bien a fin de que participemos de su santidad.

  • Hebreos 12:11

    Al momento, ninguna disciplina parece ser causa de gozo sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que por medio de ella han sido ejercitados.

  • Hebreos 12:12

    Por lo tanto, fortalezcan las manos debilitadas y las rodillas paralizadas;

  • Hebreos 12:13

    y enderecen para sus pies los caminos torcidos, para que el cojo no sea desviado sino, más bien, sanado.

  • Hebreos 12:14

    Procuren la paz con todos, y la santidad sin la cual nadie verá al Señor.

  • Hebreos 12:15

    Miren bien que ninguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que ninguna raíz de amargura brote y cause estorbo, y que por ella muchos sean contaminados;

  • Hebreos 12:16

    que ninguno sea inmoral ni profano como Esaú que, por una sola comida, vendió su propia primogenitura.

  • Hebreos 12:17

    Porque ya saben que fue reprobado, a pesar de que después quería heredar la bendición, porque no halló más ocasión de arrepentimiento, aunque lo buscó con lágrimas.

  • Hebreos 12:18

    Ustedes no se han acercado al monte que se podía tocar, al fuego encendido, a las tinieblas, a la profunda oscuridad, a la tempestad,

  • Hebreos 12:19

    al sonido de la trompeta y al estruendo de las palabras que los que lo oyeron rogaron que no se les hablara más

  • Hebreos 12:20

    porque no podían soportar lo que se mandaba: Si un animal toca el monte, será apedreado.

  • Hebreos 12:21

    Y tan terrible era aquel espectáculo que Moisés dijo: “Estoy aterrado y temblando”.

  • Hebreos 12:22

    Más bien, se han acercado al monte Sion, a la ciudad del Dios vivo, a la Jerusalén celestial, a la reunión de miríadas de ángeles,

  • Hebreos 12:23

    a la asamblea de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el juez de todos, a los espíritus de los justos ya hechos perfectos,

  • Hebreos 12:24

    a Jesús el mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.

  • Hebreos 12:25

    Miren que no rechacen al que habla. Porque si no escaparon aquellos que rechazaron al que advertía en la tierra, mucho menos escaparemos nosotros si nos apartamos del que advierte desde los cielos.

  • Hebreos 12:26

    Su voz estremeció la tierra en aquel entonces, y ahora ha prometido diciendo: Todavía una vez más estremeceré no solo la tierra sino también el cielo.

  • Hebreos 12:27

    La expresión “todavía una vez más” indica con claridad que será removido lo que puede ser sacudido, como las cosas creadas, para que permanezca lo que no puede ser sacudido.

  • Hebreos 12:28

    Así que, habiendo recibido un reino que no puede ser sacudido, retengamos la gracia y, mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia.

  • Hebreos 12:29

    Porque nuestro Dios es fuego consumidor.

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