• Jueces 2:1

    El ángel del SEÑOR subió de Gilgal a Boquim y dijo: — Yo los saqué de Egipto y los introduje en la tierra acerca de la cual había jurado a sus padres diciendo: “No invalidaré jamás mi pacto con ustedes,

  • Jueces 2:2

    con tal que ustedes no hagan una alianza con los habitantes de esta tierra, cuyos altares habrán de derribar”. Pero ustedes no han obedecido mi voz. ¿Por qué han hecho esto?

  • Jueces 2:3

    Por eso yo digo también: No los echaré de delante de ustedes, sino que les serán adversarios y sus dioses les servirán de tropiezo.

  • Jueces 2:4

    Aconteció que cuando el ángel del SEÑOR acabó de decir estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo alzó su voz y lloró.

  • Jueces 2:5

    Por eso llamaron a aquel lugar Boquim. Y ofrecieron allí sacrificios al SEÑOR.

  • Jueces 2:6

    Cuando Josué ya había despedido al pueblo, los hijos de Israel se fueron cada uno a su heredad para tomar posesión de la tierra.

  • Jueces 2:7

    El pueblo sirvió al SEÑOR todo el tiempo de Josué y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué, quienes habían visto todas las grandes obras que el SEÑOR había hecho por Israel.

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