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Extiende Sion las manos y no hay quien la consuele. El SEÑOR ha dado mandamiento contra Jacob, que sus adversarios lo rodeen. Entre ellos Jerusalén ha sido hecha inmunda. 
             
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“Justo es el SEÑOR, aunque yo me rebelé contra su palabra. Oigan, pues, todos los pueblos y vean mi dolor: Mis vírgenes y mis jóvenes han ido en cautividad. 
             
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“Llamé a mis amantes, pero ellos me decepcionaron. Mis sacerdotes y mis ancianos perecieron en la ciudad, aunque buscaron para sí comida para recobrar la vida. 
             
            
    
    
    
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