• Mateo 27:45

    Desde el medio día descendió oscuridad sobre toda la tierra hasta las tres de la tarde.

  • Mateo 27:46

    Como a las tres de la tarde Jesús exclamó a gran voz diciendo: — ¡Elí, Elí! ¿Lama sabactani?, (esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?).

  • Mateo 27:47

    Cuando algunos de los que estaban allí le oyeron, decían: — Este hombre llama a Elías.

  • Mateo 27:48

    Y de inmediato uno de ellos corrió, tomó una esponja, la llenó de vinagre y, poniéndola en una caña, le daba de beber.

  • Mateo 27:49

    Pero otros decían: — Deja, veamos si viene Elías a salvarlo.

  • Mateo 27:50

    Pero Jesús clamó otra vez a gran voz y entregó el espíritu.

  • Mateo 27:51

    Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. La tierra tembló y las rocas se partieron.

  • Mateo 27:52

    Se abrieron los sepulcros y muchos cuerpos de hombres santos que habían muerto se levantaron;

  • Mateo 27:53

    y salidos de los sepulcros después de la resurrección de él, fueron a la santa ciudad y aparecieron a muchos.

  • Mateo 27:54

    Y cuando el centurión y los que con él guardaban a Jesús vieron el terremoto y las cosas que habían sucedido, temieron en gran manera y dijeron: — ¡Verdaderamente este era Hijo de Dios!

  • Mateo 27:55

    Estaban allí muchas mujeres mirando desde lejos. Ellas habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndole.

  • Mateo 27:56

    Entre ellas se encontraban: María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.

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