• Mateo 8:5

    Cuando Jesús entró en Capernaúm, vino a él un centurión y le rogó

  • Mateo 8:6

    diciendo: — Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, y sufre terribles dolores.

  • Mateo 8:7

    Y le dijo: — Yo iré y lo sanaré.

  • Mateo 8:8

    Respondió el centurión y dijo: — Señor, yo no soy digno de que entres bajo mi techo. Solamente di la palabra y mi criado será sanado.

  • Mateo 8:9

    Porque yo también soy un hombre bajo autoridad y tengo soldados bajo mi mando. Si digo a este: “Ve”, él va; si digo al otro: “Ven”, él viene; y si digo a mi siervo: “Haz esto”, él lo hace.

  • Mateo 8:10

    Cuando Jesús oyó esto, se maravilló y dijo a los que lo seguían: — De cierto les digo que no he hallado tanta fe en ninguno en Israel.

  • Mateo 8:11

    Y les digo que muchos vendrán del oriente y del occidente y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos,

  • Mateo 8:12

    pero los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera. Allí habrá llanto y crujir de dientes.

  • Mateo 8:13

    Entonces Jesús le dijo al centurión: — Ve, y como creíste te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella hora.

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