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Hijo mío, si los pecadores te quisieran persuadir, no lo consientas.
             
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Si te dicen: “Ven con nosotros; estemos al acecho para derramar sangre y embosquemos sin motivo a los inocentes;
             
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los tragaremos vivos como el Seol, enteros como los que descienden a la fosa;
             
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hallaremos riquezas de toda clase; llenaremos nuestras casas de ganancias;
             
            
    
    
    
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