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Hijo mío, si aceptas mis palabras y atesoras mis mandamientos dentro de ti,
             
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si prestas oído a la sabiduría e inclinas tu corazón al entendimiento,
             
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si invocas a la inteligencia y al entendimiento llamas a gritos,
             
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si como a la plata la buscas y la rebuscas como a tesoros escondidos,
             
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entonces entenderás el temor del SEÑOR y hallarás el conocimiento de Dios.
             
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Porque el SEÑOR da la sabiduría, y de su boca provienen el conocimiento y el entendimiento.
             
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Él atesora eficiente sabiduría para los rectos; es el escudo de los que caminan en integridad.
             
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Preserva las sendas del juicio y guarda el camino de sus piadosos.
             
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Entonces entenderás la justicia, el derecho y la equidad: todo buen camino.
             
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Cuando la sabiduría entre en tu corazón y el conocimiento sea agradable a tu alma,
             
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te guardará la sana iniciativa y te preservará el entendimiento.
             
            
    
    
    
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