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No rehúses corregir al muchacho; si lo castigas con vara no morirá.
             
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Tú lo castigarás con vara y librarás su alma del Seol. 
             
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Hijo mío, si tu corazón es sabio también a mí se me alegrará el corazón.
             
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Mis entrañas se regocijarán, cuando tus labios hablen cosas rectas. 
             
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No tenga tu corazón envidia de los pecadores. Más bien, en todo tiempo permanece tú en el temor del SEÑOR.
             
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Porque ciertamente hay un porvenir, y tu esperanza no será frustrada. 
             
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Escucha tú, hijo mío, y sé sabio; endereza tu corazón en el camino.
             
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No estés con los bebedores de vino ni con los comilones de carne.
             
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Porque el bebedor y el comilón empobrecerán, y el dormitar hará vestir harapos. 
             
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Escucha a tu padre que te engendró; y cuando tu madre envejezca no la menosprecies.
             
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Adquiere la verdad y no la vendas; adquiere sabiduría, disciplina e inteligencia.
             
            
    
    
    
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