• Salmo 10:3

    Porque el impío se gloría del apetito de su alma, y el codicioso maldice y desprecia al SEÑOR.

  • Salmo 10:4

    El impío, por la altivez de su rostro, no le busca; no está Dios en ninguno de sus pensamientos.

  • Salmo 10:5

    En todo tiempo son torcidos sus caminos; tus juicios están muy por encima de su vista, y a todos sus adversarios desprecia.

  • Salmo 10:6

    Dice en su corazón: “No seré movido; de generación en generación nunca estaré en infortunio”.

Continúa después de la publicidad