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Compasivo y clemente es el SEÑOR, lento para la ira y grande en misericordia.
             
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No contenderá para siempre ni para siempre guardará el enojo.
             
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No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados.
             
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Pues como la altura de los cielos sobre la tierra, así ha engrandecido su misericordia sobre los que le temen.
             
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Tan lejos como está el oriente del occidente así hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.
             
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Como el padre se compadece de los hijos, así se compadece el SEÑOR de los que le temen.
             
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Porque él conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo.
             
            
    
    
    
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