- 
                
                
¿Hasta cuándo tendré conflicto en mi alma y todo el día angustia en mi corazón? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?
             
                    - 
                
                
¡Mira; respóndeme, oh SEÑOR, Dios mío! Alumbra mis ojos para que no duerma de muerte.
             
                    - 
                
                
No sea que mi enemigo diga: “¡Lo vencí!”. Mis enemigos se alegrarán si yo resbalo.
             
            
    
    
    
            Continúa después de la publicidad