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No confíen en príncipes ni en hijo de hombre porque no hay en él liberación.
             
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Su espíritu ha de salir y él volverá al polvo. En aquel día perecerán sus pensamientos.
             
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Bienaventurado aquel cuya ayuda es el Dios de Jacob, cuya esperanza está puesta en el SEÑOR su Dios;
             
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quien hizo los cielos, la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay; quien guarda la verdad para siempre;
             
            
    
    
    
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