- 
                
                
Los perros me han rodeado; me ha cercado una pandilla de malhechores, y horadaron mis manos y mis pies.
             
                    - 
                
                
Puedo contar todos mis huesos; ellos me miran y me observan.
             
                    - 
                
                
Reparten entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echan suertes.
             
                    - 
                
                
Pero tú, oh SEÑOR, no te alejes. Fortaleza mía, apresúrate para ayudarme.
             
                    - 
                
                
Libra mi alma de la espada; libra mi única vida de las garras de los perros.
             
                    - 
                
                
Sálvame de la boca del león y de los cuernos de los toros salvajes. ¡Me has respondido!
             
            
    
    
    
            Continúa después de la publicidad