• Salmo 30:6

    Yo dije en medio de mi tranquilidad: “No seré movido jamás”.

  • Salmo 30:7

    Tú, oh SEÑOR, por tu buena voluntad estableciste mi monte con poder. Pero escondiste tu rostro, y quedé turbado.

  • Salmo 30:8

    A ti, oh SEÑOR, invocaré; al Señor suplicaré:

  • Salmo 30:9

    “¿Qué provecho hay en mi muerte cuando descienda a la sepultura? ¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad?”.

  • Salmo 30:10

    Escucha, oh SEÑOR, y ten misericordia de mí. SEÑOR, sé tú mi ayudador.

Continúa después de la publicidad