- 
                
                
Pero tú, oh SEÑOR, ten misericordia de mí; haz que me levante, y les daré su merecido.
             
                    - 
                
                
En esto conoceré que de mí te has agradado: en que mi enemigo no cante victoria sobre mí.
             
                    - 
                
                
En cuanto a mí, en mi integridad me has sustentado, y me haces estar delante de ti para siempre.
             
            
    
    
    
            Continúa después de la publicidad