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Salmo de David, compuesto cuando estaba en el desierto de Judá. ¡Oh Dios, tú eres mi Dios! Con diligencia te he buscado; mi alma tiene sed de ti. Mi cuerpo te anhela en tierra árida y sedienta, carente de agua.
             
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Te he contemplado en el santuario para admirar tu poder y tu gloria.
             
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Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán.
             
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Por eso te bendeciré en mi vida y en tu nombre alzaré mis manos.
             
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Como de sebo y de gordura se saciará mi alma; mi boca te alabará con labios de júbilo.
             
            
    
    
    
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