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No tendrás temor de espanto nocturno ni de flecha que vuele de día
             
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ni de peste que ande en la oscuridad ni de plaga que en pleno día destruya.
             
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Caerán a tu lado mil y diez mil a tu mano derecha pero a ti no llegará.
             
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Ciertamente con tus ojos mirarás y verás la recompensa de los impíos.
             
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Porque al SEÑOR, que es mi refugio, al Altísimo, has puesto como tu morada,
             
            
    
    
    
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