Y Acab vino a su casa triste y disgustado por la palabra que Nabot de Jezreelita le había dicho, porque había dicho: No te daré la heredad de mis padres. Y lo acostó en su cama, y ​​apartó su rostro, y no comió pan.

Lo acostó en su cama. El diván se extiende a lo largo o ancho de una habitación. Se eleva un poco por encima del suelo y se cubre con alfombras o esteras finas, sobre las que se sientan o reclinan los reclusos, con la espalda apoyada en cojines colocados contra la pared (ver 'Aleppo' de Russel; 'Travels' de Shaw).

Volvió la cara, ya sea para ocultar a sus asistentes la aflicción de espíritu que sentía, o por la afectación de un gran dolor para despertarlos para idear algún medio de gratificar sus deseos.

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