Y vino Jehová, y se puso en pie, y llamó como las otras veces, Samuel, Samuel. Entonces Samuel respondió: Habla; porque tu siervo oye.

El Señor vino y se puso de pie. En las llamadas anteriores la voz parecía proceder de lejos; ahora el sonido era como si el hablante estuviera a su lado y permaneciera en la misma estrecha contigüidad hasta que terminó la comunicación.

Samuel, Samuel. La repetición de su nombre pretendía llamar la atención del niño.

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