Ahora, pues, así ha dicho el SEÑOR: No bajarás del lecho en que has subido, sino que morirás. Y Elías partió.

No bajarás de ese lecho. Al ser subido, probablemente había sido acostado en el diván -un marco elevado de unos tres pies de ancho, que se extendía a lo largo de los lados de una habitación, cubierto con cojines y colchones, que servía, en resumen, como sofá de día y cama de noche, y al que se subía por medio de escalones. (Génesis 49:4; Salmo 132:3: cf. 2 Reyes 20:2; también 1 Reyes 20:4).

Elías partió, a su morada ordinaria, que entonces estaba en el monte Carmelo (2 Reyes 2:25; 2 Reyes 1 Reyes 17:42).

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