Pero si me decís: Confiamos en Jehová nuestro Dios, ¿no es aquel cuyos lugares altos y cuyos altares ha quitado Ezequías, y ha dicho a Judá y a Jerusalén: Ante este altar adoraréis en Jerusalén?

Pero si me decís: Confiamos en el Señor nuestro Dios. En la primera, el discurso se dirigía a Ezequías, a través de sus diputados. Aquí se dirige a ellos o al pueblo en general. [Pero la Septuaginta tiene el singular, hoti eipas pros eme].

¿No es aquel cuyos lugares altos y cuyos altares ha quitado Ezequías ... El significado del diplomático asirio era que, al llevar a cabo su plan de rebelión contra su señor feudal, Ezequías no podía esperar ninguna ayuda o protección de Yahvé, el Guardián nacional o la Deidad tutelar de los hebreos, ya que había perdido todo derecho a su favor por la demolición sacrílega de sus santuarios. Rabsakeh aludió, en esta parte de su discurso, a las medidas de reforma religiosa que Ezequías había llevado a cabo, suponiendo erróneamente, sin embargo, que éstas habían sido diseñadas para exterminar, más que para promover, el culto a Yahvé ( 2 Reyes 18:4 ; 2 Crónicas 29:16 ).

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