Pero Josafat dijo: ¿No hay aquí algún profeta de Jehová, para que consultemos a Jehová por medio de él? Y uno de los siervos del rey de Israel respondió y dijo: Aquí está Eliseo hijo de Safat, el que derramó agua sobre las manos de Elías.

El que derramó agua sobre las manos de Elías, es decir, era su siervo, siendo este uno de los oficios comunes de un siervo; porque no es costumbre sumergir las manos en un lebrillo, sino extenderlas, para que el siervo derrame agua sobre las manos de su señor. Aquel que es el sirviente de un Hombre santo 1:1 :e., un sacerdote o derviche, es, por este motivo, altamente estimado (Joseph Wolff's 'Missionary Labors', p. 493).

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