Pero cuando el rey David se enteró de todas estas cosas, se enojó mucho.

Cuando el rey David se enteró de todas estas cosas, se enojó mucho. No se puede suponer sino que David se afligió e indignó ante un ultraje tan grave, perpetrado por un miembro de su propia familia. En nuestra versión, su indignación es simplemente declarada, sin la imposición de ningún castigo, ya sea por degradación o destierro de la corte. [Una indulgencia tan singular y fuera de lugar se explica por una frase que se encuentra en la versión de la Septuaginta: kai ouk elupeese to pneuma Amnoon tou huiou autou hoti eegapa auton, hoti proototokos autou een, pero no irritó la mente de Amnón, su hijo, porque lo amaba, porque era su hijo primogénito. (Véase también Josefo, "Antigüedades", b. 7:, cap. 8:, sec. 2, donde aparece la misma cláusula, por lo que puede referirse que ambos la extrajeron de la misma fuente, el antiguo texto hebreo de este libro).

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