Por tanto, Jehová miró sobre el mal, y lo trajo sobre nosotros; porque justo es Jehová nuestro Dios en todas sus obras que hace, por cuanto no obedecimos a su voz.

Por tanto, el Señor ha vigilado el mal, expresando una vigilancia incesante, para que los pecados de su pueblo no escapen a su juicio, como un centinela que vela día y noche. Dios observando el castigo de los judíos, para traerlo sobre ellos, forma un sorprendente contraste con el sueño de los judíos en sus pecados.

Porque el Señor nuestro Dios es justo. Los verdaderos penitentes "justifican" a Dios, "atribuyéndole justicia", en lugar de quejarse de que su castigo es demasiado severo.

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