Porque la tierra a la que entras para poseerla no es como la tierra de Egipto, de donde salisteis, donde sembrasteis vuestra semilla y la regasteis con vuestro pie, como un jardín de hierbas:

Porque la tierra a la que vas... no es como la tierra de Egipto. Las características físicas de Palestina presentan un sorprendente contraste con las de la tierra de servidumbre. Una extensa llanura forma la parte cultivada de Egipto, y en la mayor parte de este país bajo y llano nunca cae la lluvia. Esta carencia natural es suplida por el desbordamiento anual del Nilo, y por medios artificiales de la misma fuente, a saber, por la pértiga y el cubo, el shadoof del Egipto moderno, y por otros implementos, cuando el río se ha retirado dentro de su canal habitual cerca de la orilla el proceso de irrigación es muy simple.

El cultivador abre una pequeña compuerta en el borde del lecho cuadrado en el que se ha sembrado la semilla, haciendo una perforación tras otra, y cuando se ha vertido una cantidad suficiente de agua, las cierra con el pie.

Cuando la orilla es alta, el agua se extrae mediante motores hidráulicos, de los que se utilizan tres tipos, de diferente potencia, según el hundimiento del arroyo, de construcción sencilla, y que se accionan con el pie. El agua se distribuye en pequeños canales o conductos de tierra, formados con un azadón por el jardinero que dirige su curso, y que se taponan o abren, según la ocasión, presionando el suelo con el pie (Bovet, p. 63: cf. Morier).

Es un error decir que en Egipto no llueve nunca. Hay unas pocas gotas a largos intervalos,quizás de 10 años; es un fenómeno muy raro, (Heródoto de Rawlinson,' b. 3:, cap. 10:)

Así fue regada la tierra en la que los israelitas habían habitado tanto tiempo. Tal vigilancia y laboriosa industria no serían necesarias en la tierra prometida; porque en lugar de ser visitada sólo en una breve estación, y dejada durante el resto del año bajo una plaga marchita, cada estación disfrutaría de las benignas influencias de un clima genial; las colinas atraerían las frecuentes nubes, y en las refrescantes lluvias la bendición de Dios descansaría especialmente sobre la tierra.

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