De modo que el pueblo no podía distinguir el ruido de los gritos de alegría del ruido del llanto del pueblo; porque el pueblo gritaba con gran júbilo, y el ruido se oía de lejos.

No podía distinguir el ruido del grito de alegría del ruido del llanto. Entre los orientales, las expresiones de tristeza son siempre muy ruidosas y vehementes. Se indica con lamentos, cuyo aullido a veces no se distingue fácilmente de las aclamaciones de alegría.

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