Entró, pues, Amán. Y el rey le dijo: ¿Qué se hará al varón cuya honra desea el rey? Y pensó Amán en su corazón: ¿A quién se complacería el rey en honrar más que a mí mismo?

¿Qué se hará al varón cuya honra desea el rey? Al otorgar muestras de su favor, los reyes de Persia no determinan de inmediato, y como si fuera por su propia voluntad, el tipo de honor que se otorgará; pero se vuelven al cortesano que les sigue en rango y le preguntan qué se debe hacer con el individuo que ha prestado el servicio especificado; y según la respuesta recibida, se expide el mandato real.

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