Y Faraón le dijo: Apártate de mí, cuídate, no veas más mi rostro, porque el día que veas mi rostro morirás.

Faraón le dijo: Apártate de mí. La serena firmeza de Moisés provocó al tirano. Frenético de decepción y rabia, con malicia ofendida y desesperada, el Faraón le ordenó que se fuera de su presencia, y le prohibió volver jamás.

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