Y lo que os viene a la mente no sucederá en absoluto, cuando decís: "Seremos como las naciones, como las familias de las tierras, sirviendo a madera y piedra".

Lo que viene a la mente de ellos no sucederá en absoluto. Dicen que quieren ser como las naciones paganas, para adorar a dioses de madera y piedra y así escapar del oprobio al que están expuestos por tener un Dios y una ley propios. Piensan que de este modo vivirán en mejores términos con ellos. Además, consideran que de sus dioses sólo pueden esperar amenazas y calamidades, mientras que los paganos, los caldeos, etc., obtienen riquezas y poder de los suyos. Cuan literalmente se cumplen aquí las palabras de Dios: "no sucederá en absoluto". Los judíos, a pesar de que parecía tan probable (si hubiera hablado Ezequiel como un hombre no inspirado) que se mezclarían con el resto de la humanidad y abandonarían sus peculiaridades distintivas, como era su deseo en aquel tiempo, han permanecido durante dieciocho siglos dispersos entre todas las naciones, sin un hogar, pero todavía palpablemente distintos, testigos vivos de la verdad de la profecía dada hace tanto tiempo.

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