Y el espíritu me levantó, y me llevó, y fui en amargura, en el calor de mi espíritu; pero la mano de Jehová era fuerte sobre mí.

Fui en amargura - tristeza a causa de las inminentes calamidades de las que se me exigía ser mensajero inoportuno. Pero la "mano", o poderoso impulso de Yahvé, me impulsó a seguir adelante.

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