Y los mensajeros volvieron a Jacob, diciendo: Vinimos a tu hermano Esaú, y él también viene a recibirte, y cuatrocientos hombres con él.

Los mensajeros regresaron. Su informe dejó a Jacob en una dolorosa incertidumbre  en cuanto a las opiniones y los sentimientos de su hermano. La estudiada reserva de Esaú le daba motivos para temer lo peor; y no cabe duda de que el primer sentimiento que la mención del nombre de Jacob y su acercamiento despertó en el pecho de su hermano fue un propósito de venganza. Jacob era tímido por naturaleza; pero su conciencia le decía que había muchos motivos para temer; y su angustia se agravaba aún más porque tenía que velar por la seguridad de una familia numerosa e indefensa.

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