Y fue destruida toda sustancia viviente que había sobre la faz de la tierra, tanto los hombres como las bestias, los reptiles y las aves del cielo; y fueron destruidos de sobre la tierra; y sólo quedó con vida Noé, y los que con él estaban en el arca.

Sólo quedó con vida Noé, y los que con él estaban en el arca. Dios pudo haber salvado a Noé y su familia por medio de milagros, pero escogió lograr ese objetivo por medio de un arca, lo suficientemente grande y fuerte para contener la carga viva que iba a ser rescatada en ella de una tumba acuática; y además, teniendo en cuenta las leyes establecidas para la conservación así como para la transmisión de la vida animal, se preocupó no sólo de proporcionar el alimento adecuado para el sustento de todas las criaturas, sino de introducirlas en ella, macho y hembra, para la multiplicación de sus respectivas clases.

Así, Él mostró, por tales arreglos, que Él nunca recurre a los milagros, excepto cuando los propósitos de importancia en Su gobierno moral no pueden ser promovidos de otra manera; y Él nunca se aparta del uso de medios naturales u ordinarios cuando estos son adecuados y suficientes para la ocasión.

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