Son terribles y espantosos: su juicio y su dignidad procederán de ellos mismos.

Su juicio y su dignidad procederán de sí mismos, es decir, no reconocen a ningún juez sino a sí mismos, y obtienen para sí mismos y conservan su propia "dignidad", sin necesidad de la ayuda de otros. Será en vano que los judíos se quejen de sus juicios tiránicos; porque todo lo que los caldeos decretan, lo harán según su propia voluntad: no tolerarán que nadie intente estorbar.

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