Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y tuvieron miedo; pero no oyeron la voz del que me hablaba.

Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y tuvieron miedo. La evidencia externa en contra de esta última cláusula es fuerte, pero además de que hay casi la misma autoridad para ella, la evidencia interna indica que es genuina; siendo una frase favorita de Lucas, como señala Tischendorf, siendo usada por él cuatro veces en otros lugares, y sólo una vez por cualquier otro escritor del Nuevo Testamento. En consecuencia, Tischendorf, que lo había excluido en una edición anterior, lo restaura en su última; y aunque Lachmann y Tregelles lo rechazan, Meyer, DeWette, Lechler y Alford se pronuncian a favor.

Pero no oyeron la voz del que me hablaba.

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