Por tanto, así ha dicho Jehová acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni echará saeta en ella, ni vendrá delante de ella con escudos, ni pondrá baluarte contra ella.

No vendrá... delante de ella con escudos. Se acercó a él, pero no se le permitió realizar un asedio adecuado.

Ni echar un banco contra él, un montículo para defender a los asaltantes al atacar el paseo. Senaquerib lo cercó con torres en la primera invasión, como sabemos por las inscripciones, pero no en la segunda invasión. Sir H. Rawlinson lee así la inscripción en cuanto al primero, 'Porque Ezequías, rey de Judá, no quiso someterse a mi yugo, me enfrenté a él, y por la fuerza de las armas, y por el poder de mi poder, tomé 46 de sus ciudades cercadas, y de los pueblos más pequeños esparcidos por todas partes tomé un número incontable.

Y me llevé como botín a 200.150 personas. Y encerré al mismo Ezequías en Jerusalén, su ciudad capital, como un pájaro en una jaula, construyendo torres alrededor de la ciudad para cercarlo. Entonces sobre este Ezequías cayó el temor del poder de mis armas, y envió a mí los jefes de Jerusalén, con 30 talentos de oro y 800 talentos de plata.'

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