Y cuando el que tiene flujo se purifique de su flujo, entonces se contará siete días para su purificación, y lavará sus vestidos, y lavará su carne con agua corriente, y quedará limpio.

Cuéntese siete días. Al igual que una persona leprosa, se sometió a una semana de prueba, si se curó completamente; y luego con los sacrificios prescritos, el sacerdote hizo una expiación por él, es decir, ofreció las oblaciones necesarias para la eliminación de su contaminación ceremonial, así como el perdón típico de sus pecados.

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