Y cuando entréis en la tierra, y hubiereis plantado toda clase de árboles para comer, entonces tendréis por incircunciso su fruto: tres años os será como incircunciso: no se comerá de él.

El fruto... tres años... no se comerá. La sabiduría de esta ley es muy sorprendente. Todo jardinero nos enseñará que no debemos dejar que los árboles frutales den frutos en sus primeros años, sino que debemos arrancar las flores; y por esta razón, porque así prosperarán mejor y darán más abundancia después. La misma expresión "considerarlos como incircuncisos" sugiere la conveniencia de pellizcarlos; no digo cortarlos porque generalmente es la mano, y no un cuchillo, la que se emplea en esta operación" (Michaelis).

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