Estatuto perpetuo será por vuestras generaciones en todas vuestras habitaciones, que no comáis grosura ni sangre.

No comeréis ni grasa ni sangre. Los detalles dados anteriormente definen claramente la grasa de los animales que no debía comerse; de modo que todo el resto, lo que se adhiriera a otras partes, o se mezclara con ellas, podía utilizarse. La prohibición de la sangre se basaba en un fundamento diferente, con la intención de preservar su reverencia por el Mesías, que iba a derramar su sangre como sacrificio expiatorio por los pecados del mundo.

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