Y si un alma peca y comete alguna de estas cosas que están prohibidas por los mandamientos de Jehová, aunque no lo sepa, es culpable y llevará su iniquidad.

Si un alma peca... aunque no lo sepa. Esto también se refiere a las cosas sagradas, y difiere de lo anterior en ser uno de los casos dudosos, es decir, cuando la conciencia sospecha, aunque el entendimiento esté en duda, si se ha cometido un crimen o un pecado. Los rabinos judíos dan como ejemplo el caso de una persona que, sabiendo que "la grasa del interior" no debe comerse, se abstenía religiosamente de usarla; pero si por casualidad había un plato en la mesa, en el que tenía razones para sospechar que se había mezclado alguna porción de esa carne, y había participado inadvertidamente de esa vianda ilícita, estaba obligado a traer un carnero como ofrenda por la culpa. Todas estas disposiciones estaban destinadas a inculcar en la conciencia el sentido de la responsabilidad ante Dios, y a mantener vivo en el corazón del pueblo un saludable temor a cometer cualquier mal secreto.

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