Y entraron Moisés y Aarón en el tabernáculo de reunión, y saliendo, bendijeron al pueblo; y la gloria de Jehová se apareció a todo el pueblo.

Moisés y Aarón entraron en el tabernáculo. Moisés, de acuerdo con las instrucciones divinas que había recibido, acompañó a Aarón y  a sus hijos para iniciarlos en sus sagrados deberes. Sus ocupaciones anteriores los habían detenido en el altar, y ahora entraban en compañía al edificio sagrado para llevar la sangre de las ofrendas dentro del santuario.

La gloria del Señor apareció..., quizá en una resplandeciente refulgencia sobre el tabernáculo, como una nueva señal de la aceptación divina de esa recién establecida sede de su culto. Por lo tanto, es un error hablar del sacerdocio aarónico como algo meramente típico. Era una institución divina eficaz, adaptada a las circunstancias de la Iglesia, y que realmente transmitía por el momento las bendiciones del Mesías al humilde adorador israelita.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad