Y se enojó, y no quiso entrar; por tanto, salió su padre, y le oró.

Y se enojó, y no quiso entrar; por tanto, salió su padre, y le rogó. Así como es el hermano mayor el que ahora yerra, así es la misma compasión paternal que había caído sobre el cuello del menor la que sale y suplica al mayor. “Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen”.

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