El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

El cielo y la tierra pasarán; pero mis palabras no pasarán - la expresión más fuerte posible de la autoridad divina por la cual Él habló; no como Moisés o Pablo podrían haber dicho por su propia inspiración, porque tal lenguaje sería inadecuado en cualquier boca meramente humana. Se observará que, en la profecía anterior, a medida que nuestro Señor se acerca a la crisis del día de la venganza de Jerusalén y de la redención de la Iglesia, etapa en la que la analogía entre eso y el día de la venganza final y la redención se vuelve más sorprendente. Su lenguaje se eleva y crece más allá de toda venganza temporal y parcial, más allá de todas las liberaciones y ampliaciones terrenales, y nos introduce irresistiblemente en las escenas del día final. En consecuencia, en estos seis versículos finales se manifiesta que la preparación para "ESE DÍA" es lo que nuestro Señor desea inculcar.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad