Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?

Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan! Por mala que sea nuestra naturaleza caída, el padre en nosotros no se extingue. ¡Qué corazón, entonces, debe tener el Padre de todos los padres hacia Sus hijos suplicantes! En el pasaje correspondiente de Lucas (ver la nota en), en lugar de "cosas buenas", nuestro Señor pregunta si no dará mucho más el Espíritu Santo a los que se lo pidan.

En esta primera etapa de su ministerio, y ante tal audiencia, parece evitar una enseñanza doctrinal tan aguda como la que estaba más de acuerdo con su plan en la etapa más madura indicada en Lucas, y al dirigirse exclusivamente a sus propios discípulos.

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