Los labios mentirosos son abominación a Jehová, pero los que obran con verdad son su deleite.

Los labios mentirosos son abominación al Señor, pero los que hacen verdad son su deleite. No sólo los que hablan con verdad, sino "los que obran con verdad" son el "deleite" de Dios. Los hechos de trato verdadero deben confirmar las palabras de engaño justo.

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