En la multitud del pueblo está la honra del rey: mas en la falta de pueblo está la destrucción del príncipe.

En la multitud de la gente (es) el honor del rey: pero en la falta de gente (es) la destrucción, del príncipe. "El rey" que quiere tener un "pueblo" 'numeroso' y contento como su "honor", debe gobernar con equidad y clemencia, no con tiranía y crueldad. También debe temer al Señor, no sea que traiga los juicios de Dios sobre él y su pueblo.

'Mal le va a la tierra, para acelerar males una presa, Donde la riqueza se acumula y los hombres decaen.'

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