Hiere al escarnecedor, y el simple se enterará; y reprende al inteligente, y comprenderá la ciencia.

Golpea al escarnecedor, y los simples tendrán cuidado. Si golpeas y castigas severamente a un escarnecedor, no le harás ningún bien; pero produciréis este buen efecto, a saber, que el simple, que no yerra por malicia prepensada, estará en guardia contra un pecado semejante y su castigo consiguiente.

Y reprende al que tiene entendimiento, (y) entenderá el conocimiento. La 'reprensión' verbal es suficiente para 'el que tiene entendimiento', para que pueda 'comprender el conocimiento', es decir, volverse más sabio y mejor: el dócil no necesita 'golpear'. Cuanto más sabio es uno, más fácilmente acepta la corrección.

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