Volved, hijas mías, seguid vuestro camino; porque soy demasiado vieja para tener marido. Si dijera, tengo esperanza, si tuviera un marido también para la noche, y también tuviera hijos;

Volved, hijas mías, seguid vuestro camino. Puede parecer extraño que Noemí disuadiera a sus nueras de acompañarla a la tierra de Israel. Pero fue la medida más sabia y prudente que pudo adoptar: En primer lugar, porque podían estar influenciadas por esperanzas que no podían realizarse; en segundo lugar, porque podían ser inducidas, bajo una excitación temporal, a dar un paso del que luego se arrepentirían; y en tercer lugar, porque la sinceridad y la fuerza de su conversión a la verdadera religión, que ella les había enseñado, serían puestas a prueba a fondo.

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