No me he apartado de tus juicios, porque tú me enseñaste.

No me he apartado de tus juicios, porque tú me has enseñado, interiormente por el Espíritu, sin el cual toda otra enseñanza es vana. Me enseñas el camino en que debo andar, y sostienes mis pasos en él, para no tropezar en él. ella, o alejarse de ella.

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