Gálatas 2:1-21

1 Luego, después de catorce años, subí otra vez a Jerusalén, junto con Bernabé, y llevé conmigo también a Tito.

2 Pero subí de acuerdo con una revelación y les expuse el evangelio que estoy proclamando entre los gentiles. Esto lo hice en privado ante los de alta reputación, para asegurarme de que no corro ni he corrido en vano.

3 Sin embargo, ni siquiera Tito, quien estaba conmigo, siendo griego fue obligado a circuncidarse,

4 a pesar de los falsos hermanos quienes se infiltraron secretamente para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús a fin de reducirnos a esclavitud.

5 Ni por un momento cedimos en sumisión a ellos para que la verdad del evangelio permaneciera a favor de ustedes.

6 Sin embargo, aquellos que tenían reputación de ser importantes — quiénes hayan sido en otro tiempo, a mí nada me importa; Dios no hace distinción de personas — a mí, a la verdad, los de alta reputación no me añadieron nada nuevo.

7 Más bien, al contrario, cuando vieron que me había sido confiado el evangelio para la incircuncisión igual que a Pedro para la circuncisión

8 — porque el que actuó en Pedro para hacerlo apóstol de la circuncisión actuó también en mí para hacerme apóstol a favor de los gentiles — ,

9 y cuando percibieron la gracia que me había sido dada, Jacobo, Pedro y Juan, quienes tenían reputación de ser columnas, nos dieron a Bernabé y a mí la mano derecha en señal de compañerismo, para que nosotros fuéramos a los gentiles y ellos a los de la circuncisión.

10 Solamente nos pidieron que nos acordáramos de los pobres, cosa que procuré hacer con esmero.

11 Pero cuando Pedro vino a Antioquía, yo me opuse a él frente a frente porque era reprensible.

12 Pues antes que vinieran ciertas personas de parte de Jacobo, él comía con los gentiles; pero cuando llegaron, se retraía y apartaba temiendo a los de la circuncisión.

13 Y los otros judíos participaban con él en su simulación, de tal manera que aun Bernabé fue arrastrado por la hipocresía de ellos.

14 En cambio, cuando vi que no andaban rectamente ante la verdad del evangelio, le dije a Pedro delante de todos: “Si tú, que eres judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a hacerse judíos?”.

15 Nosotros somos judíos de nacimiento y no pecadores de entre los gentiles;

16 pero sabiendo que ningún hombre es justificado por las obras de la ley sino por medio de la fe en Jesucristo, hemos creído nosotros también en Cristo Jesús, para que seamos justificados por la fe en Cristo y no por las obras de la ley. Porque por las obras de la ley nadie será justificado.

17 Pero si es que nosotros, procurando ser justificados en Cristo, también hemos sido hallados pecadores, ¿será por eso Cristo servidor del pecado? ¡De ninguna manera!

18 Pues cuando edifico de nuevo las mismas cosas que derribé, demuestro que soy transgresor.

19 Porque mediante la ley he muerto a la ley, a fin de vivir para Dios.

20 Con Cristo he sido juntamente crucificado; y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en la carne, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios quien me amó y se entregó a sí mismo por mí.

21 No desecho la gracia de Dios; porque si la justicia fuera por medio de la ley, entonces por demás murió Cristo.

LOS APOSTOLES RECONOCEN LA AUTORIDAD COORDINADA DE PABLO COMO APOSTOL DE LA INCIRCUNCISION. SU AUTORIDAD ES COMPROBADA POR LA REPRENSION QUE EL APOSTOL DIRIGE A PEDRO POR SU TEMPORIZACION EN ANTIOQUIA. PABLO PRESENTA SU RAZONAMIENTO ACERCA DE LA INCONSECUENCIA ENTRE LA JUDAIZACION Y LA JUSTIFICACION POR LA FE.

1. Después, pasados catorce añosTradúzcase, “Después de catorce años”; es decir, desde la conversión de Pablo. [Alford.] En el año décimocuarto desde su conversión [Birks.] Se trata de la misma visita a Jerusalén relatada en Hechos cap. 15 (año 50 d. de C.), cuando el concilio de los apóstoles y la iglesia tomó el acuerdo de que los cristianos gentiles no necesitaban circuncidarse. El apóstol no hace ninguna alusión a aquel decreto por los siguientes motivos: (1) Porque su propósito aquí es dar a conocer a los gálatas su propia autoridad apostólica independiente, por lo cual él no desea apoyarse en la decisión de ellos. Vemos pues, que los concilios generales no eran superiores a las decisiones de los apóstoles. [Difícilmente podría llamarse a aquella reunión “concilio general”, pues la componían sólo los apóstoles y los miembros de la iglesia de Jerusalén. Nota del Trad.]. (2) Porque él argumenta el asunto basándose en principios, y no en decisiones autorizadas. (3) Porque el decreto no abarcó toda la posición mantenida por él aquí: el concilio no impuso las ordenanzas mosaicas. El apóstol mantiene que la institución mosaica misma está terminada. (4) Porque los gálatas estaban judaizando, no porque la ley judía fuera impuesta por autoridad eclesiástica como necesaria al cristianismo, sino porque ellos creían que era necesario que fuese obedecida por aquellos que aspiraban a una perfección superior (cap. 3:3; 4:21). El decreto no estaría en pugna de ninguna manera con la opinión de ellos, y por lo tanto habría sido inútil citarlo. Pablo les hace frente a ellos con una confutación mucho más directa: “Vacíos sois de Cristo los que por la ley os justificáis” (cap. 5:4). [Paley.] fuí … a Jerusalem … con Bernabé … también … Tito—Señala a este último a causa de lo que se dice tocante a él en el v. 3. Pablo y Bernabé, y otros, fueron comisionados por la iglesia de Antioquía (Hechos 15:2) para consultar a los apóstoles y ancianos en Jerusalén sobre el asunto de la circuncisión de los cristianos gentiles.

2. fuí por revelación—No por depender absolutamente de los apóstoles en Jerusalén, sino por “revelación” divina independiente. Del todo consecuente al mismo tiempo con que fuese él un diputado de la iglesia de Antioquía, como dice Hechos 15:2. Por esta revelación él fué movido a sugerir el envío de la diputación. Véase el caso de Pedro llevado por visión, y al mismo tiempo por los mensajeros de Cornelio, a ir a Cesarea, Hechos cap. 10. comuniquéles el evangelio—“a los apóstoles y ancianos” (Hechos 15:2); especialmente a los apóstoles (v. 9). particularmente—para que él y los apóstoles en Jerusalén decidieran previamente sobre los principios que serían adoptados y presentados ante el concilio público (Hechos 15). Era necesario que los apóstoles en Jerusalén supiesen de antemano que el evangelio que predicaba Pablo a los gentiles, era el mismo que ellos predicaban, y que había recibido la confirmación divina en los resultados que dicho evangelio obraba en los convertidos gentiles. El y Bernabé contaron a la multitud, no la naturaleza de la doctrina que ellos predicaban (la que Pablo había comunicado particularmente a los apóstoles), sino sólo los milagros obrados en prueba de que Dios sancionaba su predicación a los gentiles (Hechos 15:12). a los que parecían ser algo—Jacobo, Cefas y Juan, y probablemente algunos de los “ancianos”; v. 6. por no correr en vano—Es decir, para que ellos viesen que no estaba corriendo en vano, ni que había corrido en vano. Pablo mismo no temía esto; sino que lo hizo para que no pareciese que él corría en vano o que había corrido en vano, al no darles a ellos alguna explicación. Su carrera consistía en la rápida proclamación del evangelio a los gentiles (véase “correr”, en el margen; Resta … que “la palabra del Señor corra”, 2 Tesalonicenses 3:1); y habría sido en vano si la circuncisión hubiese sido necesaria, ya que él no la exigía para sus convertidos.

3. Mas ni aun Tito, etc.—Tan lejos estaban ellos de considerar que yo corría en vano, que “ni aun Tito, que estaba conmigo, siendo griego (y por lo tanto incircunciso), fué compelido a circuncidarse”. Los “falsos hermanos”, v. 4 (“algunos de la secta de los fariseos que habían creído”, Hechos 15:5), exigían su circuncisión. Los apóstoles, sin embargo, constreñidos por la firmeza de Pablo y Bernabé (v. 5), no obligaron ni insistieron en que se circuncidase. De esta manera ellos virtualmente sancionaron el proceder de Pablo entre los gentiles, y reconocieron su independencia como apóstol, siendo éste el punto que él desea exponer a los gálatas. Por otra parte, siendo Timoteo un “prosélito de la puerta” e hijo de madre judía (Hechos 16:1), él lo circuncidó (Hechos 16:3). El cristianismo no intervino en las usanzas judías que eran consideradas meramente como ordenanzas sociales sin significado religioso, en el caso de judíos y prosélitos, mientras quedaban en pie la política judía y el templo; pero después de la ruina de éste, aquellas usanzas naturalmente cesaron. El haber insistido en la práctica de las usanzas judías entre los convertidos gentiles, habría sido lo mismo que hacerlas parte esencial del cristianismo. El haberlas violado rudamente al principio en el caso de los judios creyentes, habría sido inconsecuente con aquella caridad que (en asuntos indiferentes) “hace todas las cosas a todos los hombres, para que de todas maneras ganase a algunos” (1 Corintios 9:22 : véase Romanos 14:1, Romanos 14:13). Pablo llevó consigo a Tito como ejemplo viviente del poder del evangelio entre los gentiles incircuncisos.

4. Y eso por causa de los falsos hermanos—Es decir, lo que hice en cuanto a Tito (al no permitir que fuese circuncidado) no fué por despreciar la circuncisión, sino por causa de los falsos hermanos” (Hechos 15:1, Hechos 15:24) quienes, si yo hubiera cedido a su exigencia de que fuese circuncidado, habrían pervertido el caso, y lo hubieran tomado como una prueba de que yo consideraba necesaria la circuncisión. se entraban secretamente.—Más bien, “disimuladamente”. para espiar nuestra libertad—Como enemigos en disfraz de amigos, que deseaban destruir y robarnos—nuestra libertad—del yugo de la ley ceremonial. Si hubiéramos circuncidado a Tito por temor de los apóstoles, ellos habrían hecho de esto un fundamento para insistir en imponer el yugo legal sobre los gentiles. para ponernos en servidumbre—El tiempo futuro en el griego da a entender la certeza de la servidumbre y la continuación de ella como resultado.

5. El griego, “A quienes ni aun por una hora cedimos por sujeción.” Alford traduce el artículo griego, “con la sujeción que era exigida de nosotros”. El sentido más bien es; Habríamos cedido gustosamente por amor [Bengel] (si no hubiera estado de por medio ningún principio), pero no por vía de sujeción, pues “la verdad del evangelio” (v. 14; Colosenses 1:5) estaba en peligro (es decir, la verdad fundamental de la justificación por la fe solamente, sin las obras de la ley, en contraste con “otro evangelio”, cap. 1:6). La verdad precisa e inalterable, no abandona nada que le pertenezca, ni admite nada que le sea inconsecuente. [Bengel]. para que la verdad … permaneciese con vosotros—Es decir, los gentiles. Defendimos por amor de vosotros vuestra fe y vuestras libertades verdaderas, las cuales vosotros estáis renunciando.

6. Griego, “De parte de aquellos que parecían ser algo”. Pensaba completar la oración diciendo: “no recibí ningún beneficio especial”; pero cambió la terminación a “nada me dieron”. Empero de aquellos que parecían ser algo—No que parecieran ser lo que no eran, sino que “eran reconocidos como personas de alguna importancia”. El apóstol no pone en duda el que fuesen justamente reputados. Dios no acepta apariencia de hombre—No muestra ninguna parcialidad; “no hay acepción do personas con él” (Efesios 6:9). los que parecían ser algo, nada me dieron—“no me impartieron nada.” La misma palabra griega como en el cap. 1:16, “No conferí (consulté) con carne y sangre”. Así como yo no les consulté ni les impartí nada en mi conversión, así tampoco ellos me dieron algo por añadidura sobre lo que yo ya sabía. Esto prueba a los gálatas su independencia como apóstol.

7. por el contrario—Lejos de añadir nueva luz para mí, ellos dieron su aprobación a la nueva senda en la cual Bernabé y yo, por revelación independiente, habíamos entrado. Tan lejos de censurarnos, ellos dieron aprobación entusiasta a mi carrera independiente, es decir, a la innovación de predicar el evangelio sin demandar la circuncisión para los gentiles, como vieron—por los resultados que eran “obrados” (v. 8; Hechos 15:12). que el evangelio de la incircuncisión—Es decir, la obra entre los gentiles, quienes al convertirse no serían circuncidados. me era encargado—Griego, “se me había confiado”. como a Pedro el de la circuncisión—Pedro habia abierto originalmente la puerta a los gentiles (Hechos cap. 10 y 15:7), pero en la final división de las esferas de labor, los judíos fueron destinados a él (véase 1 Pedro 1:1). Así también Pablo, por otra parte, escribió a los Hebreos (véase también Colosenses 4:11), aunque su obra principal era entre los gentiles. El hecho de que no se mencione a Pedro en la lista de nombres que, iluminado por el Espíritu mencionó Pablo en Romanos cap. 16, demuestra que la residencia de Pedro en Roma, y mayormente su primacía, eran desconocidas. Lo mismo se da a entender por la esfera de labor que aquí le es destinada.

8. el que—Dios (1 Corintios 12:6). hizo por Pedro—obró eficazmente; es decir, el que hizo eficaz la predicación de Pedro para la conversión de los pecadores, no sólo por milagros visibles, sino por el poder secreto del Espíritu Santo. para el apostolado de la circuncisión—a favor de este apostolado. hizo también por mí para con los gentilesTradúzcase como antes, siendo igual al griego, “obró eficazmente”.

9. Jacobo y Cefas y Juan—Jacobo es colocado primero en los manuscritos más antiguos, aun antes de Pedro, por ser aquél obispo de Jerusalén, y por tanto, presidente del concilio (Hechos cap. 15). Fué llamado “el Justo”, por su estricta adherencia a la ley, y así fué especialmente popular entre el partido judaico, aunque no practicaba los extremos de ellos; mientras que Pedro estaba algo apartado de ellos debido a su trato con los cristianos gentiles. A cada apóstol fué destinada la esfera mejor apropiada a su temperamento: a Jacobo, quien era tenaz a la ley, le fué encomendada la obra entre los judíos de Jerusalén; a Pedro, quien había abierto la puerta a los gentiles, pero que estaba judaicamente dispuesto, se le encomendó la obra entre los judíos de la dispersión; a Pablo, quien por lo inusitado de su milagrosa conversión, en la cual todos sus primeros prejuicios judíos habían tomado una dirección completamente contraria, se le encomendó la obra entre los gentiles. No separada e individualmente, sino colectivamente, los apóstoles representaban a Cristo, la única Cabeza, en el apostolado. Las doce piedras fundamentales de colores distintos, son unidas a la gran piedra fundamental sobre la cual ellas descansan (1 Corintios 3:11; Apocalipsis 21:14, Apocalipsis 21:19). Juan había recibido, en la vida de Jesús una intimación de la admisión de los gentiles (Juan 12:20). que parecían ser las columnas—Eran considerados (Nota, vv. 2, 6) columnas, es decir, poderosos apoyos de la iglesia (comp. Proverbios 9:1; Apocalipsis 3:12). nos dieron las diestras de compañía a mí y a Bernabé—Reconociéndome como colega en el apostolado, y que el evangelio que yo predicaba por revelación especial a los gentiles, era el mismo que el que ellos predicaban. Véase esta frase en Lamentaciones 5:6; Ezequiel 17:18.

10. nos pidieron que nos acordásemos de los pobres—de los cristianos judíos en Judea, afligidos por la pobreza en aquel entonces. Pablo y Bernabé ya habían mostrado su interés por los pobres (Hechos 11:23). lo mismo—aquella misma cosa. que fuí … solícito en hacer—“celoso” (Hechos 24:17; Romanos 15:25; 1 Corintios 16:1; 1 Corintios 2 Corintios caps. 8 y 9). Pablo era celoso de buenas obras mientras que negaba la justificación por medio de ellas.

11. viniendo Pedro—“Cefas”, como en los manuscritos más antiguos. La resistencia que Pablo hace a Pedro es la prueba más poderosa de la independencia de su apostolado en relación a los demás apóstoles, y es un argumento en contra de la doctrina romanista de la supremacía de Pedro. Los apóstoles no estaban inspirados siempre; mas sí lo estaban al escribir las Escrituras. Así pues, si los hombres inspirados que las escribieron no eran invariablemente infalibles en otras ocasiones, mucho menos lo eran los hombres no inspirados que las preservaron. Se puede confiar generalmente en los “padres” cristianos como testigos de los hechos, mas no puede confiarse en ellos en asuntos de opinión. viniendo a Antioquía—En aquel entonces Antioquía era la ciudadela del cristianismo gentílico. Allí fué predicado el evangelio por primera vez a gentiles idólatras; allí los creyentes recibieron el nombre de “cristianos” por primera vez (Hechos 11:20, Hechos 11:26); y se dice que en esa ciudad Pedro fué más tarde obispo. La cuestion en Antioquía no fué que si eran admisibles los gentiles al pacto cristiano sin ser circuncidados—siendo aquélla la cuestión resuelta un poco antes en el concilio de Jerusalén—sino que si los cristianos gentiles habían de ser admitidos al trato social con los cristianos judíos sin conformarse a la institución judía. Muy pronto, después de que el concilio hubo aprobado la resolución que reconocía los derechos iguales de los cristianos gentiles, se trasladaron los judaizantes a Antioquía, escenario de la cosecha espiritual de los gentiles (Hechos 11:20), a presenciar lo que a los judíos parecería tan extraordinario, o sea la recepción de varones a la comunión de la iglesia sin la circuncisión. Teniendo aún prejuicios por la resolución tomada, hicieron caso omiso de la fuerza de la decisión tomada en Jerusalén; y probablemente también deseaban espiar para ver si los cristianos judíos entre los gentiles violaban la ley, lo que aquella decisión verbalmente no sancionaba, aunque daba a los gentiles cierta libertad de acción (Hechos 15:19). le resistí en la cara [a Pedro] porque era de condenar—Más bien, “autocondenado”, condenado por sí mismo, su manera de actuar en una ocasión condenaba su manera contraria de obrar en otra ocasión.

12. antes que viniesen unos [hombres] de parte de Jacobo—Tal vez la opinión de Jacobo (en la cual él no era más infalible que Pedro) era que los convertidos judíos todavía habían de guardar las ordenanzas judías, de las cuales, según la decisión de él y el concilio, los gentiles estarían libres (Hechos 15:19). Neander, sin embargo, podrá tener razón en creer que estos delegados de parte de Jacobo no iban realmente de parte de él. Hechos 15:24 favorece esta idea. “Unos de parte de Jacobo” puede querer decir simplemente que ellos fueron de la iglesia de Jerusalén que estaba bajo el obispado de Jacobo. Sin embargo, Jacobo tenía tendencias hacia el legalismo, y esto contribuyó para que tuviese influencia con el partido judaico (Hechos 21:18). comía con los Gentiles—Así como en Hechos 10:10, Hechos 10:48, según el mandato de la visión (Hechos 11:3). Sin embargo, después de todo, este mismo Pedro, por temor a los hombres (Proverbios 29:25), fué infiel a sus propios principios tan claramente expresados (Hechos 15:7). Reconocemos en él la misma naturaleza vieja que le llevó, después de testificar fielmente por el Señor, a negarle por breves momentos. “Fué siempre el primero en reconocer las grandes verdades y el primero en retirarse de ellas”. [Alford]. Esta es una coincidencia impremeditada entre los evangelios y las epístolas en lo que respecta a la descripción del carácter de Pedro. Es hermoso ver cómo los malos entendimientos terrenales entre cristianos se pierden en Cristo, ya que en 2 Pedro 3:15, Pedro alaba las mismas epístolas de Pablo las cuales él sabía que contenían su propia condenación. Aunque separados entre sí, y diferentes en sus características, los dos apóstoles eran uno en Cristo. mas después … se retraíaGriego, “empezaba a retirarse”, etc. Esto da a entender una retirada gradual.

13. a su disimulación consentían también los otros judíos [cristianos]—Griego, “Se unían en hipocresía”, es decir, viviendo como si la ley fuese necesaria para la justificación, por temor de los hombres, aunque sabían que su libertad cristiana de comer con los gentiles provenía de Dios, y se habían aprovechado de ella antes (Hechos 11:2). El caso fué distinto del que se menciona Efesios 1 Corintios caps. 8 AL 10; Romanos 14. No era una cuestión de libertad y de paciencia para con las debilidades ajenas, sino una cuestión que afectaba la esencia del evangelio, el creer que los gentiles debían de ser virtualmente “compelidos a vivir como los judíos” para ser justificados (v. 14). aun Bernabé—Hombre menos apto a ser inducido a semejante error, ya que había estado con Pablo en su primera predicación a los gentiles idólatras; lo cual demuestra el poder que tiene el mal ejemplo y el número de personas. En Antioquía, la capital del cristianismo gentílico, y el punto central de las misiones cristianas, se suscitó primero la controversia, y en el mismo lugar estalló de nuevo. Aquí fué donde Pablo tuvo que vencer primero el partido que más tarde le perseguía en cada escenario de sus labores (Hechos 15:30).

14. cuando vi que no andaban derechamente—“no andaban con pasos directamente hacia adelante”. Comp. cap. 6:16. conforme a la verdad del evangelio—La cual enseña que la justificación por medio de obras y observancias legalistas es inconsecuente con la redención por Cristo. Aquí Pablo solo mantenía la verdad contra el judaísmo, como más tarde la mantuvo contra el paganismo (2 Timoteo 4:16). dije a Pedro—“Cefas” en los manuscritos más antiguos. delante de todos—(1 Timoteo 5:20). Si tú, etc.—“Si tú, aunque eres judío (y por tanto, uno que podría parecer más ligado a la ley que los gentiles), vives (habitualmente, sin escrúpulos y por convicción, Hechos 15:10) como los gentiles (comiendo de todo alimento y viviendo en otras respectos como si no justificaran de ninguna manera las ordenanzas legales, v. 12), y no como judío, ¿cómo es que (así leen los manuscritos más antiguos, por “¿por qué?”) estás constriñendo (virtualmente, por tu ejemplo) a los gentiles a vivir como viven los judíos?” (lit., a judaizar, es decir, a guardar las costumbres ceremoniales de los judíos. Lo que antes había sido obediencia a la ley, ahora es mero judaísmo). El poderoso ejemplo de Pedro constreñiría a los cristianos gentiles a considerar como necesaria a todos la judaización, puesto que los cristianos judíos no pueden tener comunión con los convertidos gentiles si éstos no judaízan.

15, 16. Júntense estos dos versículos, y léanse con la mayoría de los manuscritos más antiguos. “Pero” al empezar el v. 16: “Nosotros (tu y yo, Pedro) por naturaleza (no por proselitismo) judíos, y no pecadores (como el idioma judío llamaba a los gentiles) de entre los gentiles, PERO sabiendo, etc., aun nosotros (reasumiendo el “nosotros” del v. 15, “nosotros también”, lo mismo que todos los pecadores gentiles; rechazando el confiar en la ley) hemos creído”, etc. el hombre no es justificado … por las obras de la ley—No son una base para la justificación. “Las obras de la ley” son aquellas que tienen la ley por objeto, es decir, aquellas que se efectúan para cumplir la ley [Alford]. sino porTradúzcase: “Sino sólo (de ninguna otra manera) por la fe en Jesucristo”, como el medio e instrumento de la justificación. la fe de Jesucristo hemos creído en Jesucristo—En el segundo caso, léase como en los manuscritos más antiguos, “Cristo Jesús”, pues viene a tener prominencia el oficio del Mesías en el caso de los creyentes judios, así como “Jesús” en el primer caso, retiriéndose a la proposición general. para que fuésemos justificados por la fe de Cristo—Es decir, por Cristo, el objeto de la fe, como la base de la justificación. por cuanto por las obras de la ley ninguna carne será justificada—Termina su argumento con un axioma de teologia, refiriéndose al Salmo 143:2 : “Moisés y Jesucristo; la ley y la promesa; el hacer y el creer; las obras y la fe; el salario y el don; la maldición y la bendición—son representados como diametralmente opuestos”. [Bengel.] La ley moral, con respecto a la justificación, es más legal que la ley ceremonial, la que era un evangelio elemental y preliminar: Así el “Sinaí” (cap. 4:24), que es más famoso por el Decálogo que por la ley ceremonial, es hecho preeminentemente el tipo de esclavitud legal. La justificación por la ley, sea la moral o la ceremonial, es excluída (Romanos 3:20).

17. El griego, “Mas si buscando ser justificados en (esto es, en la fe que nos une a) Cristo (quien en la teoría del evangelio ha cumplido la ley por nosotros), nosotros (tú y yo) también fuéramos hallados (en tu comunión y en mi comunión anterior con los gentiles) pecadores (como seríamos considerados desde el punto de vista judío, por haber rechazado la ley; habiéndonos así puesto en la misma categoría que los gentiles, quienes, siendo sin ley, son, en opinión de los judíos, pecadores, v. 15), ¿es pues, Cristo el ministro de pecado?” (¿Hemos de asentir a la conclusión, en este caso inevitable, de que Cristo, habiendo dejado de justificarnos por la fe, ha venido a ser para nosotros el ministro de pecado, por ponernos a nosoros en la posición de “pecadores”, como la teoría judaica, si fuera correcta, nos pondría, junto con otros que están “sin la ley”, Romanos 2:14; 1 Corintios 9:21; y con quienes, por comer con ellos. nos hemos identificado?) La mente cristiana se subleva contra una conclusión tan chocante, y así. contra la teoría que resultaría de ella. Todo el pecado está, no con Cristo, sino con aquel que haría necesaria una inferencia tan blasfema. Según esta teoría falsa, aunque “buscamos” parte de Cristo, no hemos “hallado” la salvación (en contradicción a las palabras mismas de Cristo, Mateo 7:7), mas “hemos sido hallados”. nosotros mismos también (como los gentiles)”, “pecadores” por haber entrado en comunión con los gentiles (v. 12).

18. El griego, “Si las cosas que derribé (por la fe en Cristo), las mismas cosas vuelvo a edificar (es decir, la justicia legal, por someterme a la ley). me muestro (lit., “me recomiendo”) “pecador”. En vez de recomendaros como buscabais hacerlo (v. 12), meramente os recomendáis como transgresores. El “yo” pensaba Pablo que Pedro tomaría para sí mismo, ya que es el caso de él, y no el de Pablo, el que éste describe. “Transgresor” es otra palabra que significa “pecador” (en v. 17), porque el “pecado es la transgresión de la ley. Tú, Pedro, al declarar que la ley es obligatoria, te estás mostrando “pecador”, o “transgresor” al haberla rechazado viviendo como los gentiles, y con ellos. Así, por tu transgresión te excluyes de la justificación por la ley, y te excluyes de la justificación por Cristo, puesto que en la teoria tuya él viene a ser ministro de pecado.

19. Aquí Pablo parece pasar de sus palabras exacias dirigidas a Pedro, al propósito general de su argumento sobre la cuestión. Sin embargo, parece que su discurso directo a los gálatas no se reanuda hasta el cap. 3:1, “¡Oh gálatas insensatos!”, etc. Porque—No soy “transgresor” al abandonar la ley, “porque”, etc. Aquí con indignación el apóstol niega el hecho de que “Cristo sea ministro de pecado” (v. 17), y las premisas que resultarían de ello. Cristo, lejos de ser ministro de pecado y de muerte, es el que establece la justicia y el que da la vida. Estoy enteramente en él. [Bengel]. yo—aquí enfático. Pablo mismo, no Pedro, como en el “yo” del v. 18. por la ley—que fué mi “ayo para llevarme a Cristo” (cap. 3:24); la cual, por el temor que ella inspira (cap. 3:13; Romanos 3:20) me impulsó a buscar a Cristo como el refugio de la ira de Dios contra el pecado, y, al ser entendida espiritualmente, me enseñó que ella misma no es permanente, sino que tiene que dar lugar a Cristo, a quien prefigura como su primordial fin (Romanos 10:4); y la cual me acercó a Cristo por sus promesas (en las profecías que forman parte de la ley del Antiguo Testamento) de una justicia mejor, y de una ley de Dios escrita en el corazón (Deuteronomio 18:15; Jeremias 31:33; Hechos 10:43). soy muerto a la leylit., “morí a la ley”, y así estoy muerto a ella, es decir, salido de bajo su poder con respecto a la no justificación o condenación (Colosenses 2:20; Romanos 6:14; Romanos 7:4, Romanos 7:6). Así como una mujer una vez casada y ligada a un esposo, deja de estar ligada a él cuando interviene la muerte, y legalmente puede contraer matrimonio por segunda vez, así, por una unión de fe con Cristo en su muerte, nosotros considerados muertos con él, somos separados del anterior poder de la ley sobre nosotros (véase cap. 6:14; 1 Corintios 7:39; Romanos 6:6; 1 Pedro 2:24). para vivir a Dios—(Romanos 6:11; 2 Corintios 5:15; 1 Pedro 4:1).

20. Con Cristo estoy juntamente crucificadolit., “he sido crucificado con Cristo”. Esto particulariza más lo dicho antes, “estoy muerto” (v. 19; Filipenses 3:10). y vivo, no ya yo, mas vive Cristo en mígriego, “sin embargo vivo, no más (en verdad) yo”. Aunque fuí crucificado, vivo; pero no vive más aquel viejo hombre como lo era yo una vez (véase Romanos 7:17). Saulo el judío ya no existe (cap. 5:24; Colosenses 3:11, sino “otro hombre”, compárese 1 Samuel 10:6). Ellicott. etc. traducen: “Y no soy más yo quien vivo, sino Cristo quien vive en mi”. Pero la clara antítesis entre “crucificado” y “vivo” exige la traducción, “Sin embargo”. lo que ahora vivo—Como un contraste con mi vida antes de mi conversión. en la carne—Mi vida parece una vida meramente animal “en la carne”, pero ésta no es mi vida verdadera; “no es sino un disfraz de la vida bajo el cual vive otro, es decir, Cristo, quien es mi vida verdadera”. [Lutero.] lo vivo en la fe del Hijo de Diosgriego, “En la fe en (es decir, que descansa en) el Hijo de Dios”. “En la fe”, corresponde por contraste a “en la carne”. La fe, no la carne, es el verdadero elemento en el cual vivo. La frase “el Hijo de Dios,” trae a nuestra memoria que su divina filiación es la fuente de su poder vivificador. el cual me amó—Su amor gratuito y eterno es el eslabón que me une al Hijo de Dios, y el que “se haya entregado a sí mismo por mí” es la prueba más poderosa de aquel amor.

21. No desecho la gracia de Dios—No la hago vana, como tú, Pedro, la haces judaizando. porque si por la ley fuese la justicia—Pablo aquí justifica la fuerte expresión que usó al decir “no desecho” o “invalido la gracia de Dios”. por demás murió CristoGriego, “Cristo murió sin necesidad”, o “sin causa justa”. El hecho de que Cristo murió, muestra que la ley no tiene poder para justificarnos; porque si la ley puede justificar o hacernos justos, entonces la muerte de Cristo es superflua. [Crisóstomo.]

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