Este capítulo está dirigido a algunos entre los corintios que negaron la resurrección: San Pablo, por tanto, para curar esta opinión filosófica, les da su consejo y consejo en este capítulo; y para que no se piense que predica una nueva doctrina, al comienzo de sus amonestaciones les informa que no está predicando otro evangelio que el que siempre ha enseñado y en el que creen. (Estius)

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